02 julio 2008

Hidalgo Bayal

Durante las Jornadas de Fomento de la Lectura y Medios de Comunicación celebradas el pasado mes de marzo en Zaragoza, tuvimos la oportunidad de charlar sobre libros con Javier Rioyo, quien nos recomendó el libro del que hablamos a continuación, Paradoja del interventor, de Gonzalo Hidalgo Bayal, a su juicio una joya de la literatura desconocida para el gran público. Pues bien, la hemos leído. Y le damos la razón.
Una noche de noviembre, un hombre mayor, «casi en la edad de los desguaces», se apea en una estación a tomar un café y llenar una botella de agua y, sin saber cómo, pierde el tren. Como además no ha tenido la preocupación de bajar con chaqueta, se queda sin dinero ni identificación: el tren se ha llevado su equipaje y su destino.
Este es el relato, entre kafkiano y becketiano, de las veinticuatro horas de su estancia obligatoria en una ciudad desconocida, donde conocerá una galería de vidas minúsculas y personajes extravagantes. Con los aires de una pesadilla, arruinado y decadente, el protagonista pasa a ser conocido como «el interventor», mientras intenta abrirse camino en una realidad que en absoluto comprende y que, en su infortunio, fatalmente le devolverá una imagen de sí mismo cada vez más degradada.
Paradoja del interventor (Editorial Tusquets), novela culminante de Hidalgo Bayal, demuestra el dominio de un lenguaje preciso y sugerente, la habilidad de un escritor maduro, que explora los territorios menos transitados de la narrativa.
Gonzalo Hidalgo Bayal nació en Higuera de Albalat (Cáceres) en 1950. Es licenciado en filología románica y en ciencias de la imagen por la Universidad Complutense de Madrid. Autor de dos ensayos literarios, Camino de Jotán (1994) –sobre la obra de Rafael Sánchez Ferlosio– y Equidistancias (1997), Hidalgo Bayal se ha ido imponiendo como narrador singular y riguroso, con tres novelas: Mísera fue, señora, la osadía (1988), El cerco oblicuo (1993) y Amad a la dama (2002), así como con una prodigiosa novela corta, Campo de amapolas blancas (1997).
En la actualidad enseña literatura en un instituto de Plasencia y mantiene vivo un brillante cuaderno de bitácora en Internet, sobre lecturas y cuestiones lingüísticas.

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