27 julio 2006

El gran secreto de la industria farmacéutica

La  industria farmacéutica no tiene buena prensa y parece que ha conseguido echar a perder el capital de simpatía que le habían proporcionado sus grandes descubrimientos de las décadas de 1960 y 1970.

Según FarmaIndustria, la creación de un nuevo fármaco cuesta unos 800 millones de euros y entre 10 y 12 años de investigación. El autor de este libro se pregunta cuánta realidad hay en estas cifras.  ¿De los 800 millones de euros, cuánto corresponde a  la partida de marketing y comunicación para posicionar y vender los nuevos medicamentos?. En un artículo recientemente publicado en la revista norteamericana  The New Yorker (Febrero 2004), el autor se preguntaba sobre el futuro de Merck, la empresa más famosa de Estados Unidos, y citaba el número de medicamentos descubiertos por esta empresa o en vías de desarrollo: "¿Cuántos medicamentos contra la diabetes puso a punto en los últimos cuatro años su ejercito de 10.000 investigadores? Ninguno. ¿Cuántos medicamentos contra el cáncer? Cero. ¿Cuántos anti-infecciosos? Ninguno." Para dicho autor, el futuro de los grandes laboratorios farmacéuticos es problemático, puesto que ya no parecen servir sino al marketing, actividad cuya utilidad social en este particular dominio de la salud es objetada con razón por muchos objetores.

En los últimos años, las principales empresas farmacéuticas han dilapidado todo el capital de buena imagen corporativa que le habían procurado las innovaciones terapéuticas que cambiaron la vida de los habitantes de los países ricos. Esta industria se muestra ahora como uno de los sectores de la economía más ávido de ganancias, más desprovisto de escrúpulos y de sentido moral. 

Recientemente, el gigante suizo Norvartis se acaba de convertir en el primer fabricante mundial de medicamentos genéricos con la compra de la compañía Hexal y el 67% de Eon. "A través de este tipo de compras de compañías fabricantes de medicamentos genéricos,  las grandes multinacionales intentan controlar  el crecimiento del mercado de genéricos" afirmó el autor de este libro en un encuentro con la revista Dosdoce. Sin lugar a dudas los datos de mercado avalan esta tesis. La penetración de medicamentos genéricos en España alcanza sólo el 9%,  cuándo en otros países europeos la media de penetración ronda el  30% y, en Alemania alcanza  el 50%.

En este contexto, la opinión pública se ha indignado al enterarse de que los laboratorios farmacéuticos más grandes del mundo han presentado una demanda judicial contra el gobierno de África del Sur ya que en este país se pretendía fabricar e importar medicamentos genéricos para tratar a enfermos de sida. En muchos países, los mismos laboratorios han conseguido hasta ahora frenar de mil maneras la producción y distribución de fármacos genéricos, aunque sus precios más bajos ayudarían a reducir la deuda de la Seguridad Social.

¿Qué deben hacer los gobiernos  y sus ciudadanos para fomentar la demanda de genéricos? Hoy en día, la sociedad ya no se sabe como impedir que las empresas farmacéuticas subviertan la integridad de las profesiones médicas y científicas, ni cómo obligarlos a comercializar sus medicamentos en condiciones que los hagan disponibles para todos aquellos que los necesiten.

Recientemente, el Gobierno español ha impuesto una reducción de un 6% en los precios de los medicamentos. La  industria ha iniciado una campaña en los medios de comunicación manifestando que con esta reducción de precios perderán cerca de 1.100 millones de euros, y  que esta pérdida de ingresos  pone en peligro su capacidad de invertir en I+D+i en nuestro país. El autor del libro nos comenta que la industria realiza campañas mediáticas similares en todos los países europeos para frenar este tipo de iniciativas y que siempre amenazan con cerrar fábricas, irse a otros países, etc. El autor aboga por la elaboración de un frente común de medidas a nivel europeo para minimizar el "lobby" farmacéutico. La segunda parte de este libro  describe una serie de propuestas, soluciones y nuevos tipos de cooperación para dar otro rumbo al peligroso desarrollo actual.

En los países anglosajones ha comenzado el debate sobre el futuro de esta industria y el papel que debería tomar los Gobiernos y los ciudadanos. Libros, artículos en las principales revistas médicas, pero también en las de ciencias sociales, lo testimonian. Las asociaciones de ciudadanos se movilizan y los políticos se ven obligados a tomar posiciones públicamente, aunque a menudo hubiesen preferido que las cosas se mantuvieran en secreto.

Philippe Pignarre ha trabajado durante diecisiete años en la industria farmacéutica. A partir de sus experiencias explica cómo todo este sector, después del increíble éxito de las décadas de 1940 a 1970 entró en una crisis de la que no acaba de salir y con qué argumentos intenta convencer a los gobiernos de la necesidad de no ceder a razonamientos humanitarios en su política de mercado. Principalmente, Pignarre se pregunta sobre las causas de este escándalo. ¿La industria farmacéutica sería dirigida por hombres ávidos de beneficios e interesados por traficar cínicamente con el sufrimiento humano?.

Philippe Pignare es director de la famosa colección “Les Empêcheurs de penser en rond” y profesor de farmacología especializado en psicotrópicos de la Universidad de París-VIII. Es autor, entre otras obras, de Cómo la depresión se ha convertido en una epidemia.

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